miércoles, 21 de abril de 2010

CICLAMOR, EL ÁRBOL DEL AMOR.

     Hace algún tiempo una madre contaba a su hijo: -“Ves ese árbol, hijo mío. Le llaman el árbol del amor. ¡Sus hermosas flores rosas y sus hojas en forma de corazón!... ¿Sabes?, hay una leyenda sobre este árbol prodigioso que dice que si una pareja de enamorados se besa bajo su sombra, su amor perdurará eternamente”.

     Mucho tiempo después, al borde de un lejano desierto, un hombre es encontrado por una hermosa joven, abrasado por el sol y claramente deshidratado.
     -“Tiempo, dadme tiempo. Necesito tiempo”,- parecía balbucear , desorientado, –“¿Tiempo para qué?”. –“No se, quiero recordar”.
     ¿Recordar?, hubo un tiempo para recordar, pero el ya no tenía ese don, el don del recuerdo:
Meses antes, tal vez años, Hamed había sido el más leal sirviente del rey Boabdil, allá en Granada, al que acompañó hasta su exilio en Fez.
     Sumido en una profunda depresión, el rey dejó de ocuparse de él y decidió, muy a su pesar, partir en busca de algo que habitase en el vacío que le había quedado tras años de dedicación exclusiva a su señor.
Viajó por campos, montañas y mares. Buscaba un sentido para su vida y perdió el sentido de la orientación.
     Así, extraviado, en medio de un inmenso desierto, quién sabe dónde, muy lejos de su amada Granada, a punto de rendirse a la desesperación, posó sus cansados ojos sobre aquella serpiente que se hallaba frente a él.    –“¡Que más da, es comida!”-, pensó. Se abalanzó sobre ella, pero el ofidio, sin duda, en estas circunstancias se encontraba más ágil. Hamed, sin embargo no cejó en su empeño y siguió a la serpiente hasta que se dio cuenta que le estaba invitando a seguirla.
     Andando, sin levantar los ojos de la arena abrasadora y casi sin darse cuenta, se encontró de golpe con un maravilloso e inmenso vergel. –“¿Dónde estoy?, ¿de dónde habrá salido semejante oasis?”. Allí, sus pasos le llevaban casi sin querer pero irremisiblemente hacia aquel árbol solitario, de presencia majestuosa, de aspecto vetusto, como si hubiera estado allí desde el principio de los tiempos, cuajado de frutos, atrayentes,  ¡¡tentadores frutos!!. Le llegó a la memoria, entonces, la vieja historia que contaban los cristianos sobre un lugar parecido a éste y la leyenda sobre un árbol de frutos prohibidos y de un paraíso. Encaramada en una de sus ramas divisó a la serpiente que le llevó hasta allí. Escuchó entonces, a su espalda, como un susurro, -“No comas del fruto prohibido”- decía. Se giró y pudo ver un pequeño arbolito que antes no estaba allí, de floración espectacular, de colores rosas y lilas. Reconoció al árbol cuya leyenda le contaba su madre, cuando era niño. Sonó un murmullo como de hojas: un mensaje le reveló.

     No sabemos que secretos le contó, él lo ha olvidado todo, como si nunca hubiera estado allí. ¡¡El paraíso seguirá perdido!!. Lo cierto es que tras su rescate en el desierto, sin memoria, un hombre nuevo, ahora pasa las tardes a la sombra de un pequeño árbol florido, junto a su joven y hermosa rescatadora. Quién sabe, quizás, con el tiempo, sea este su verdadero y auténtico paraíso.


CICLAMOR
Cercis siliquastrum
Ciclamor, Árbol del amor, Árbol de Judea, Árbol de Judas, Algarrobo loco

Familia: Leguminosas

Lugar de origen: Sureste de Europa y Oriente Medio.

Descripción:
Árbol pequeño de hoja caduca de hasta 10 metros de altura, de porte globoso o aparasolado, de hojas redondeadas, con forma de corazón, de hasta 10 centímetros de diámetro, enteras, lampiñas, con tonalidades rojizas de jóvenes y después verdes con tonalidades azuladas por el haz. Flores papilionadas de 1 centímetro, de color rosa pálido, también lila o blanco, que se muestran en racimos sobre los brotes viejos y que florecen en los meses de marzo-abril-mayo antes que las hojas o al mismo tiempo. Los frutos son vainas de unos 10 centímetros de largo verdes, al madurar pardas que persisten incluso después de la caída de las hojas. La corteza es de color pardo-grisácea agrietada en pequeñas placas de forma cuadrangular.

Cultivo:
Requiere suelos ligeros, frescos y preferiblemente calizos. Son de clima templado y aunque tolera el frío, es sensible a las heladas prolongadas. Exposición soleada y orientación norte. Requiere la acción de la poda y tiene tendencia a retoñar desde la base. La reproducción se realiza mediante semillas escarificadas en agua sembradas en semilleros al aire libre.

Utilización: Como árbol de jardín aislado o formando alineaciones en los paseos, por su sombra y por su espectacular floración.

Propiedades medicinales:
-Sus frutos tienen propiedades astringentes (útil para el tratamiento sintomático de la diarrea).
-Sus flores tiernas parecen tener cierto valor culinario: de sabor agradable, ligeramente ácido, se pueden emplear en la preparación de ensaladas o escabeches.

Refranes y frases:
-La flor del ciclamor de marzo a junio tiene esplendor.

Curiosidades:
     Vamos a hacer un repaso al origen de algunos nombres del ciclamor. Nos vamos a centrar en uno de los más extendidos: árbol de Judas. Los defensores de este apelativo esgrimen que se cree que Judas Iscariote se ahorcó en este árbol después de traicionar a Jesús. Lo cierto es que según la Biblia, no fue un ciclamor sino una higuera. De cualquier manera siempre nos será difícil saber a ciencia cierta de que especie se trataba, ya que las traducciones bíblicas siempre han sido muy complejas y ambiguas, aunque sinceramente, el porte endeble de este arbolillo nos hace difícil pensar que alguien se pudiera ahorcar en alguna de sus ramas. Creemos más bien que el origen de este nombre podría venir por otra mala traducción del que llamaban árbol de Judea (y no árbol de Judas), por ser muy común en aquellas zonas. Sin embargo, esta denominación, a pesar de errónea, se ha adornado posteriormente con una simbología extensa tales como que sus vainas recuerdan a las monedas que Judas recibió por su traición, o que su forma de florecer es debida a las lágrimas de Cristo que cayeron en este árbol.
     Nosotros nos negamos a dar a un árbol de tanta belleza el nombre de algo que esté relacionado con una traición y preferimos llamarle árbol del amor, claramente en consonancia con sus llamativas flores rosa y sus hojas con forma de corazón, sea o no cierta su leyenda de enamorados, y aún nos parece mejor ciclamor (círculo de amor).




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